Es obligado visitar Santiago de Compostela para cualquiera que llegue a Galicia. Capital de la Comunidad Autónoma desde 1981 y Patrimonio de la Humanidad desde 1985, esta pequeña ciudad (su población ronda los 100.000 habitantes) esconde tesoros en casi todos sus rincones, y su majestuosa catedral, una de las joyas del arte y la arquitectura de Europa, le otorga un ambiente casi sobrenatural.

Aunque su población fija no es mucha, la ciudad crece notoriamente durante nueve meses al año gracias a los estudiantes que llenan la Universidad de Santiago de Compostela, una de las más prestigiosas de España. Fue la primera universidad de Galicia, y se fundó en 1495 gracias en gran parte a la importante figura del Arzobispo Alonso III de Fonseca y a su conocimiento de la universidad salmantina.

Junto al ambiente universitario, el fenómeno de las peregrinaciones también influye en el crecimiento demográfico flotante de la capital gallega:  su crecimiento ha sido imparable desde el Año Xacobeo de 1993, y ha convertido Compostela en unos de los destinos más importantes a nivel mundial.

Y esto debemos agradecérselo a una tumba, o más bien al descubrimiento del Sepulcro de Santiago el Mayor por parte del Ermitaño Pelagio, y a personajes como Teodomiro, Alfonso I, Gelmírez… y otros muchos que, a lo largo de la historia, contribuyeron a proteger y engrandecer la ciudad apostólica y su leyenda.

Labrada en granito gallego, el entorno monumental de la Catedral de Santiago nos ofrece infinidad de plazas y rincones que mantienen la esencia a través del tiempo. La Catedral actual se comienza a edificar en el año 1075, por lo que mantiene, aun con modificaciones, su planta románica, lo mismo que la fachada de Platerías, la única de esa etapa que se conserva en el exterior. Las otras fueron modificadas durante los siglos XVII/XVIII. Esto incluye a la celebérrima fachada del Obradoiro, que cobija el Pórtico de la Gloria, considerado el máximo exponente mundial de la escultura románica… y tímido anunciador del nuevo estilo gótico que comenzaba a inundar Europa.

Durante el Barroco se produce una profunda transformación en la ciudad medieval, y esos cambios han llegado hasta nuestros días. En la plaza del Obradoiro preside la majestuosa fachada de la catedral del mismo nombre; de hecho su construcción fue lo que permitió el acondicionamiento de la plaza. El Hostal de los Reyes Católicos, hoy Parador Nacional de Turismo, aúna planteamientos todavía góticos, como el de su capilla, con novedosas y salubres soluciones renacentistas, tanto en sus patios interiores como en su fachada. En ella, un complejo programa iconográfico nos alerta de la necesidad de mantener una mente sana a fin de gozar de un cuerpo también sano. Y nos presenta a personajes como Isabel de Castilla o Fernando de Aragón.

El actual edificio consistorial de la ciudad comparte emplazamiento con el despacho de Protocolo del Presidente de la Xunta de Galicia en el Pazo de Raxoi, edificio de formas neoclásicas mandado construir por el Cabildo Catedralicio a finales del siglo XVII/principiops del XVIII. Cierra la plaza por último el Colegio de San Xeróme, actual Rectorado de la Universidad, que destaca por mostrar cómo en Galicia, incluso en el siglo XV, las formas románicas continuaban vivas, tal como nos muestra la portada de la fachada, reutilizada en el XVII.

La Plaza de Platerías, con su escalinata de acceso a la catedral y su fachada de formas románicas, o la de la Quintana junto con la de Azabachería, cierran el entorno monumental de la catedral. En la Plaza de la Quintana se encuentra también la Puerta Santa. Llegados a este punto dejamos atrás las imponentes plazas de Platerías y del Obradoiro y nos vamos a callejear por la impresionante zona antigua de Compostela.

En la Rúa do Franco encontramos el Colegio de Fonseca, del primer tercio del XVI, que albergó la universidad y hoy es Biblioteca. Su patio lo preside su fundador, Alonso III de Fonseca, rodeado del texto en piedra de donde surge el lema de la USC “Gallaecia fulget”. En esta calle están algunos de los locales más emblemáticos de Santiago de Compostela, es sin duda una de las arterias principales de la ciudad y nos conduce directa a la Alameda, que ofrece en su paseo magníficas panorámicas de la ciudad del Apóstol Santiago el Mayor, además de una interesante ruta botánica, la Iglesia del Pilar, las “Dos Marías”

Muy recomendable es la visita al mercado de la ciudad, lleno de bullicio y vida, en plena zona de vinos y tapeo. Las opciones son muchas para seguir visitando Compostela: San Martiño Pinario, el Museo de las Peregrinaciones, el Museo de Arte Contemporáneo, o el de SantDomingos de Bonaval, cuyo antiguo cementerio alberga hoy uno de los muchos parques que posee Santiago.

¿Por dónde empezamos la ruta?