En el Campo de la Compañía, en pleno centro de la ciudad de Monforte de Lemos, encontramos uno de los edificios más emblemáticos de Monforte de Lemos: el Colegio de Nuestra Señora La Antigua, el legado más valioso dejado por la Compañía de Jesús en Galicia. El colegio fue fundado por el cardenal Don Rodrigo de Castro, hijo de la III Condesa de Lemos, Doña Beatriz de Castro, y de Álvaro Osorio. Las obras del colegio comenzaron en el año 1593 y terminaron en el año 1913, tras la venta del cuadro La Adoración de los Reyes, del pintor Van der Goes.

Don Rodrigo creó un gran centro de enseñanza en Monforte y decidió que fuese regentado por los jesuitas bajo la advocación de Nuestra Señora de La Antigua, de la que era muy devoto, ya que era arzobispo en Sevilla. El edificio es de estilo renacentista y de traza herreriana, con un gran templo en el centro y dos cuerpos laterales completamente simétricos. La fachada está realizada en granito del país y mide 110 metros. Coronan la fachada de la iglesia el escudo de España y el escudo del cardenal.  Es conocido como El Escorial gallego, por el parecido con este edificio.

En su interior conserva obras muy interesantes. Llama la atención por su amplitud la escalera monumental, obra de Pedro Marlote y Juan de la Sierra, realizada en granito compacto con peldaños de una sola pieza, que apenas han acusado el paso de los años. Posiblemente fue construida entre 1594 e 1603. Consta de tres tramos, sin visible apoyo en el central, que se sostiene mediante un juego de fuerzas que actúan apoyadas en potentes muros.

El claustro es de estilo dórico-romano. El cuerpo inferior está abierto, cubierto con bóveda de arista, y presenta rosetones en las intersecciones de los nervios. El cuerpo superior consta de una galería cerrada. En los arcos centrales encontramos cuatro escudos relacionados con la historia del edificio: el del cardenal Rodrigo de Castro, el de la Casa Lemos, el de la Casa de Alba y el de las Escuelas Pías. La iglesia es de estilo jesuítico y está inspirada en el Gesú de Roma. Tiene  planta  de cruz latina, con los brazos del crucero poco desarrollados. En el crucero se sitúa una cúpula de media naranja, con linterna. En los cuatro apoyos de la misma se pueden ver cuatro  ángeles policromados, que en una mano sostienen el escudo del cardenal y en la otra el anagrama con el nombre de Jesús. La cúpula y  la linterna sufrieron deterioros por el paso del tiempo, y sobre todo a causa del terremoto de Lisboa del año 1755.

El retablo, dedicado a la Virgen María, fue comenzado por el  escultor gallego Francisco Moure y terminado por su hijo, ya que el escultor muere antes de terminar la obra. Consta de dos bases y tres cuerpos superpuestos, rematados por tres escudos (en los laterales el del cardenal y en el centro, más grande y actualmente desaparecido, debía de estar el de los jesuitas, pero cuando Carlos III decretó la expulsión de esta orden de España se borraron todos los símbolos de la misma en el colegio). Visto de arriba a abajo y de izquierda a derecha aparecen esculpidos el nacimiento de la Virgen; San Ignacio de Loyola; la Anunciación; la Visitación a su prima Santa Isabel; la Virgen de la Antigua; el titular de la iglesia (interpretación en relieve del cuadro de la hornacina lateral izquierda, muy barroco); la Adoración de los Pastores; la Circuncisión y la Adoración de los Reyes. En el templete vemos el sacrificio de Isaac. En la base del cuerpo central hay escenas de la vida de la Sagrada Familia en Nazareth y de la infancia de Jesús. En los  pedestales de las columnas se encuentran esculpidos, en medio relieve, los cuatro evangelistas (San Marcos, San Juan, San Mateo y San Lucas) y en los intecolumnios (que forman el zócalo superior de 1,10 metros de alto) están esculpidas  las cuatro virtudes cardinales (prudencia, justicia, fortaleza y templanza). Los dos cuerpos inferiores del retablo son obra de Francisco Moure, así como la imagen de la Virgen de La Antigua. El cuerpo superior fue terminado por su hijo. En la cabecera, mirando a hacia el retablo, se encuentra el sepulcro del cardenal, atribuido al escultor Juan de Bolonia.

El púlpito  es de estilo renacentista y posiblemente fue diseñado por el propio Francisco Moure, aunque la obra fue llevada a cabo por su hijo. Se apoya sobre una hermosa águila y en su contorno aparecen los cuatro doctores de la iglesia.  En una de las capillas laterales encontramos una obra de importante valor: el Santo Cristo, obra del escultor italiano Valerio Cioli, realizado en mármol. Fue encargado por Felipe II para la iglesia de El Escorial, pero no le gustó mucho, por considerarlo demasiado musculoso, y se lo regaló al cardenal por su amistad con él. En la siguiente capilla se encuentra la copia del cuadro de La Adoración de los Reyes de Van der Goes; el original fue vendido para poder terminar las obras del colegio a principios del siglo XX al Museo de Berlín. La última capilla es la de las Reliquias. Es de estilo barroco y en ella están las reliquias traídas por el cardenal de sus frecuentes viajes a Roma. La mayoría de ellas desaparecieron durante las tres invasiones que sufrió Monforte por las tropas napoleónicas.

La antigua sacristía de la iglesia, obra de 1699, alberga el museo. Conserva obras interesantes como dos pinturas de El Greco y cinco tablas atribuidas al taller del pintor italiano Andrea del Sarto, además de objetos que pertenecieron al propio cardenal. En la actualidad, el edificio sigue siendo colegio, gestionado por los Padres Escolapios y el patronazgo de la Casa de Alba, heredera en el siglo XVIII del Condado de Lemos.