La iglesia de San Juan, o de San Nicolás, preside la plaza del Conde de Fenosa en Portomarín. Asociamos Portomarín con el Camino de Santiago, pero también estamos en la Ribeira Sacra. A este lugar llega la orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén en el siglo XII, para hacerse cargo del hospital de peregrinos. La iglesia se construyó un siglo después, en el XIII, y para erigirla aquí se traslada uno de los colaboradores más directos del Maestro Mateo (algunos autores, como Pita Andrade señalan la presencia del propio Mateo en la construcción del templo), que se encargará de la construcción del templo, a la orilla del Miño en una posición estratégica en el Camino Francés. Su ubicación actual no es la original: fue trasladada a este punto antes de la construcción del embalse de Belesar, que la anegaba. Por eso todavía se puede ver la numeración de los sillares.

Iglesia de Portomarín

Tiene la estructura de una iglesia-fortaleza. Consta de una sola nave y cabecera semicircular, precedida de un tramo recto. La fachada principal está coronada por una almena, con saeteras y torres a ambos lados. Presenta un gran arco de descarga, dividido en dos partes por un tornalluvias. En la parte superior tiene un enorme rosetón, labrado al detalle, que es uno de los de mayor tamaño en Galicia. En la parte inferior se encuentra el pórtico principal, con tres arquivoltas de medio punto, abocinadas y decoradas con motivos vinculados al taller de Mateo. Destacamos la interior, donde aparecen los 24 Ancianos del Apocalipsis tocando sus instrumentos musicales. El tímpano, liso y monolítico, está decorado con la figura del Pantocrátor. Conserva la puerta norte y la sur. En el tímpano norte se representa la Anunciación y el sur una figura con casulla y mitra entre dos personajes. Las arquivoltas de ambas puertas están ricamente decoradas.

El interior de la iglesia es sobrio y elegante. La nave se cubre con una bóveda de cañón apuntado, que en el tramo anterior a la cabecera se completa con dos aristas. La cabecera está cubierta con bóveda de cañón el tramo recto y de cascarón. Sobre el arco triunfal se abre un rosetón que ilumina la nave. A ambos lados, dos baldaquinos. A ambos lados de la puerta principal, dos escaleras de caracol dan acceso a un corredor al pie del gran rosetón y, desde él, al paseo de ronda almenado y a las cuatro torres también almenadas. San Juan de Portomarín es uno de los mejores ejemplos del románico gallego, y una visita obligada para los amantes de este estilo.